viernes, 5 de diciembre de 2008

La fórmula preferida del profesor

Confieso que no soy muy amigo de las matemáticas ni tampoco el béisbol se encuentra entre mis deportes favoritos. Ni las unas ni el otro me entusiasman y, sin embargo, atraviesan la novela que comentamos de principio a fin y en ningún momento me he sentido abrumado o aburrido por ellos.

Según nos dice la contraportada del libro, esta obra de Yoko Ogawa fue un verdadero acontecimiento editorial en Japón, donde se han vendido dos millones de ejemplares de la novela y ha despertado un desconocido interés por las matemáticas.

La obra nos cuenta las relaciones entre una asistenta, su hijo "Root" y el viejo profesor de matemáticas para el que ella trabaja. El profesor, como consecuencia de un accidente de coche que le causó daños irreversibles en el cerebro, sólo tiene una autonomía de memoria de 80 minutos, por lo que una vez transcurrido este tiempo ya no puede recordar nada de lo sucedido. Y la historia vuelve a empezar y las preguntas también. La que en un principio es una simple relación profesional se va transformando poco a poco en algo mucho más profundo: la amistad del profesor con la asistenta y su hijo, el cariño de aquél por el niño, el redescubrimiento de los partidos de béisbol... Y casi sin enterarnos nos sentimos cercanos a unos personajes llenos de vida, capaces de introducirse en la piel del viejo profesor y de sentir con él.

"Lo que más amaba el profesor en este mundo eran los números primos. Incluso yo sabía que existían números llamados primos, pero nunca me había imaginado que podían convertirse en un objeto de amor. Por muy extravagante que fuera el objeto, la manera en que el profesor los amaba era perfectamente ortodoxa. Los trataba con cariño, se dedicaba a ellos desinteresadamente y con gran respeto, a veces los acariciaba y a veces se arrodillaba ante ellos. Nunca se separaba de ellos".

La asistenta va descubriendo, y nosotros con ella, que las matemáticas no son algo ajeno a nuestra vida cotidiana. Aunque su fama nos las presenta a veces como lejanas y extrañas, viene a decirnos, tal vez el único problema es que nunca nos las han explicado como algo útil y cercano a nosotros mismos.

Es un libro de fácil lectura, en el que por medio de una prosa sencilla acompañamos a "Root", el niño de 10 años, en su aprendizaje y en su proceso de madurez; a la asistenta en su descubrimiento de los secretos del profesor y a éste en su amor por uno y otra. Entramos en otras vidas y buceamos en unos corazones dispuestos a abrirse a los demás. Como decimos, prosa que nos invita a seguir leyendo, pero con ráfagas que a veces nos deslumbran como ésta:

"La fórmula de Euler era como una estrella fugaz centelleando en la oscuridad. Era un verso grabado en una cueva tenebrosa. Impresionada por toda la belleza que contenía la fórmula, la guardé en la funda del pase de transporte".

Biografía de la autora.



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